VII
CONSUELO
(LONGFELLOW)
¡Pobres seres caídos y que el dolor tortura,
Almas atribuladas que el llanto aquilató,
Tras vuestras largas horas de duelo y de amargura
Encontraréis el bálsamo de un saludable amor.
Con nadie el infortunio se ensaña hasta el extremo
Que al bien de la esperanza le fuerce á renunciar;
Tal vez en los momentos de su dolor supremo,
Le extenderá solícita sus brazos la amistad.
Tal vez encuentre entonces un generoso amigo,
Que venga la desgracia con él á compartir,
Y con los ojos húmedos le diga enternecido:
"¿Cómo has podido, solo, tanto dolor sufrir?"
M. Pombo.
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